
Cada año, en promedio, más de 360 pacientes provenientes del oriente colombiano, otras regiones del país e incluso del exterior reciben atención especializada, lo que ha consolidado este servicio como un referente en el manejo integral de quemaduras.
Del total de pacientes, el 63 % son adultos y el 37 % niños. Las causas más comunes de ingreso son quemaduras por líquidos hirvientes, electricidad, gasolina, sustancias químicas y accidentes de tránsito.
Con iniciativas como entregar un muñeco con vendajes, ambientar las curaciones con música, ofrecer paseos en carro o permitir momentos al sol en el jardín, el HIC ha logrado que el tratamiento sea menos doloroso y emocionalmente más llevadero, especialmente para los pacientes más pequeños
Bucaramanga, julio de 2025. “Estar aquí es lo mejor que me ha podido pasar en medio de la tragedia. Encontré personas idóneas, responsables, que se han convertido en familia”, afirma Amanda Neme, actriz y productora bogotana, al referirse a su experiencia en la Unidad de Quemados del Hospital Internacional de Colombia, tras sufrir un accidente durante una grabación.
Como ella, cientos de personas han encontrado en esta unidad, más que atención médica especializada: han sido acogidos con calidez, respeto y un compromiso por su bienestar integral. Manuel Dolores Ballesteros lo resume con sencillez y emoción, “me han tratado muy bien, con manos suaves, mucho cariño y paciencia. Eso no tiene precio”.
Marly Tatiana Vega también destaca detalles que han marcado su proceso de recuperación: desde la dedicación del equipo hasta la posibilidad de tomar el sol, que han contribuido en su sanación física y emocional.
Con historias como estas, que dan cuenta de un cuidado especializado y humano, la Unidad de Quemados del HIC conmemora seis años de servicio, consolidándose como una de las más modernas del oriente colombiano y un referente nacional en el manejo integral de lesiones por quemaduras. Además, un lugar donde sanar también significa acompañar.
De acuerdo con el Dr. Carlos Ramírez Ribero, cirujano plástico y líder médico de la Unidad de Quemados del HIC, desde su creación en 2019, este espacio nació con un propósito claro: ofrecer una atención de excelencia, en un entorno confortable, con tecnología de punta, un equipo altamente capacitado y, sobre todo, con un enfoque humano.
La unidad dispone de 20 habitaciones individuales totalmente dotadas, un quirófano exclusivo para injertos de piel y cirugías reconstructivas, salas especializadas de hidroterapia, área ambulatoria y cubículos de cuidado intensivo tanto para pacientes pediátricos como adultos.
El modelo de atención se basa en un trabajo interdisciplinario permanente. Médicos, cirujanos plásticos, intensivistas, anestesiólogos, fisioterapeutas, psicólogos, nutricionistas y terapeutas ocupacionales articulan sus esfuerzos las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para garantizar un abordaje oportuno, seguro y coordinado en cada etapa del proceso de recuperación.

Estrategias que transforman el cuidado
Superar una quemadura puede ser un proceso doloroso y emocionalmente desafiante. Por eso, el equipo de atención ha desarrollado iniciativas que buscan disminuir el miedo, el estrés y la resistencia al tratamiento, especialmente en los momentos más complejos.
Entre ellas se destaca el programa ‘Manitas curativas’, diseñado para los pacientes pediátricos, que integra tres estrategias claves:
Estas acciones se complementan con otras iniciativas abiertas a todas las edades, como ‘Martes al parque’, que promueve el contacto con el entorno y la luz solar como parte del proceso de recuperación, actividad que se desarrolla en el Healing Garden del HIC, y ‘Posibilitando, ando’, una estrategia educativa que fortalece el conocimiento de pacientes, familias y cuidadores sobre el autocuidado, facilitando la adaptación y el regreso a casa.
Atención especializada que trasciende fronteras
En 2024, más de 360 pacientes fueron atendidos en el servicio de Quemados del HIC, provenientes no solo del oriente colombiano, sino también de otras regiones del país e incluso del exterior. El 37 % de ellos fueron niños, lo que refleja la capacidad del equipo para atender tanto a población pediátrica como adulta. Las causas más frecuentes de ingreso fueron quemaduras por líquidos hirvientes, electricidad, gasolina, productos químicos y accidentes de tránsito.
Pero más allá de las cifras, el verdadero impacto está en lo que ocurre con cada persona que llega a este lugar. Como lo expresa el Dr. Ramírez Ribero, “el mayor logro no está solo en los números, sino en la manera como cada historia de dolor se convierte en una historia de esperanza”.
