- En 2014, una maestra santandereana pasó a la historia al ser la primera persona en Sudamérica con un corazón artificial.
- Cielo, oriunda de Albania, al sur de Santander, vive actualmente en Bucaramanga y permanece en buenas condiciones de salud. Con este procedimiento superó los síntomas de su falla cardíaca y pudo mejorar su calidad de vida.
- La FCV, la institución que desarrolló la cirugía, ha realizado 25 implantes de corazón artificial a la fecha y es un referente latinoamericano en la materia.
Bucaramanga, abril de 2022. El álbum de recuerdos de Cielo González Díaz mezcla fotos familiares con recortes de prensa en los que ella es la protagonista. Los guarda cuidadosamente y de vez en cuando los enseña para contar lo que vivió antes y después de convertirse en la primera persona en recibir un corazón artificial en Suramérica.
Han pasado ocho años desde entonces. Ocho años en los que ha celebrado doble cumpleaños: cada 2 de enero, fecha en la que nació (1958), y cada 7 de abril, día en el que los médicos de la FCV hicieron la cirugía. “Es que ese día volví a nacer. La medicación ya no me hacía efecto y si continuaba así no llegaba ni a diciembre de ese año”, recuerda doña Cielo.
El problema principal de Cielo era que su corazón no podía bombear la sangre con la fuerza que su cuerpo necesitaba. Su condición hacía que se fatigara al realizar actividades diarias como comer, cepillarse los dientes o caminar. Llegó al punto en el que tuvo que dejar de dictar clases en escuelas rurales de Santander, trabajo que realizó por más de 30 años.
“Con los exámenes determinamos que ella estaba en falla terminal, una fase muy avanzada de la enfermedad cardíaca, que implica múltiples hospitalizaciones. Normalmente, más del 70 % de este tipo de pacientes fallece en menos de un año”, sostiene Luis Eduardo Echeverría, jefe del programa de Falla y Trasplante Cardíaco de la FCV.
Aunque la primera opción que se planteó fue un trasplante de corazón, al realizar los diversos análisis se concluyó que era inviable: su cuerpo tenía altas probabilidades de rechazar un nuevo órgano. La única alternativa era implantar un Heartmate II, un dispositivo al que popularmente se le llama corazón artificial y que se vale de energía eléctrica para bombear sangre a todo el cuerpo.
El corazón de Cielo permanece en el lugar de siempre. La diferencia es que su ventrículo izquierdo y su aorta están conectadas a esta ‘bomba’ que cuenta con una turbina capaz de rotar a 9.000 revoluciones por minuto para transportar la sangre. “El Heartmate II tiene una fuente de poder que sale por la piel del vientre y está conectada a una pequeña computadora, que es el cerebro del dispositivo. Este computador, que ella carga en un bolso, tiene dos baterías portátiles, con cargas de entre 14 y 16 horas, que le permiten salir sin problemas”, explica Leonardo Salazar Rojas, director del Programa de ECMO y Asistencia Ventricular de la FCV.
En las noches, mientras deja cargando sus baterías, el computador se conecta directamente a la fuente de energía de la casa para que su corazón continúe funcionando. En el día, recargada literalmente de energía, pero también con su vitalidad, sale a caminar (ya sin la antigua fatiga) con su perra Dulce, comparte con sus cinco nietos, hace ejercicio, juega parqués con amigos y de vez en cuando come mute, su plato preferido.
El dispositivo ya no es un cuerpo extraño para ella: se acostumbró a los cuidados mínimos, como a no sumergirse en piscinas o el mar. Para su familia también es algo común, sus hijos y nietos saben cómo realizar las curaciones que necesita alrededor del cable que emana de su piel y conocen cómo conectar y cambiar las baterías.
“Estoy más que agradecida porque en estos ocho años de mi segunda vida, como yo la llamo, he podido sumar muchas vivencias. He viajado por el país con mi familia, pude celebrar los 15 años de mi única nieta, estuve en la confirmación de todos mis nietos. En resumen, si no fuera por este dispositivo no estaría echando el cuento”, dice Cielo, con el deseo de seguir sumando momentos a su álbum de recuerdos.
Santander, referente en el implante de corazón artificial
Del 2014, año en el que Cielo fue operada, a hoy, la FCV ha realizado 25 implantes de corazón artificial a pacientes adultos y pediátricos, convirtiéndose en un referente latinoamericano en la materia. Del total de personas atendidas con esta tecnología, nueve recibieron el dispositivo Heartmate II y los restantes el Heartmate III, equipado con una bomba más pequeña y sofisticada.
La tasa de sobrevida de estos pacientes, a 12 meses del procedimiento quirúrgico, es superior al 90 %. Con estos resultados, en 2019 la FCV recibió el reconocimiento como centro de excelencia en asistencia ventricular por la Joint Commission International, el ente acreditador en salud más prestigioso del mundo.
Esta institución estadounidense sin ánimo de lucro también certificó los programas de Falla y Trasplante Cardíaco de la FCV, que se complementan con la opción del corazón artificial. “Solo un 5 % de los pacientes son refractarios al tratamiento tradicional y cuando lo son, aquí tenemos tres alternativas: trasplante, asistencia ventricular de largo término o cuidado paliativo. Nuestro objetivo principal es evitar que la enfermedad siga avanzando”, manifiesta Echeverría.