En Colombia, uno de cada tres niños nace con cardiopatías congénitas (malformaciones en el corazón) y cerca de un 14% de ellos no logra sobrevivir a su primer mes de vida. Aunque hay una esperanza de sobrevida alta, esta depende en gran medida de diferentes cirugías que se realizan a lo largo de la vida para compensar o paliar el defecto.
A la familia FCV llegó un nuevo miembro que desde ahora acompaña a los pacientes y colaboradores de la organización para hacer más amena su visita. Se trata de Max, una mascota inspirada en el zorro plateado (o gris) y que es avistado en el parque Nacional El Cocuy (Boyacá).
Cada mes, el Banco de Sangre de la FCV requiere entre 2.500 y 3.000 donantes para atender a los pacientes más graves del Instituto Cardiovascular de la FCV y el Hospital Internacional de Colombia. Sin embargo, durante la temporada navideña y de vacaciones, la tasa de donación baja considerablemente y no supera el umbral de los 2.000.
Ángel Miguel Triana ignoró las señales. Pensó que sus fatigas y síntomas podían ser simplemente resultado del cansancio por sus jornadas laborales, pero no pasó mucho tiempo para que su cuerpo le manifestara que esos episodios eran signos de alarma de un ataque cardíaco. “Hace unos días venía sintiendo un malestar que no me permitía descansar bien, había perdido el sueño, se me dificultaba respirar y sentía mucho desaliento, pero uno no le presta mucha atención a eso porque siempre le da prioridad a otras cosas”, cuenta el paciente, de 52 años de edad.
El Instituto Cardiovascular de la FCV se convirtió en el primer hospital santandereano en recibir la Acreditación en Salud con Excelencia, el mayor reconocimiento a la calidad otorgado por Icontec.