En el 2020, 935 mil personas en el mundo perdieron la vida a causa del cáncer colorrectal. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cáncer de colon es el tercer tipo de cáncer más frecuente en hombres y el segundo en mujeres a nivel global.


En la mayoría de los casos, el cáncer de colon se origina a partir de protuberancias benignas que crecen en la capa interna del intestino grueso y se denominan pólipos. Dependiendo de sus características y de su composición, algunos pólipos pueden transformarse en cáncer con el pasar de los años. El éxito del tratamiento radica en la detección temprana de la enfermedad. Se recomienda que las personas que tengan entre 50 y 75 años se sometan a pruebas de tamizaje específicas que permitan detectar la presencia de pólipos precancerosos o de lesiones cancerosas en estadíos tempranos (sangre oculta en heces, sigmoidoscopia, colonoscopia). En algunas ocasiones, este tipo de exámenes se debe realizar en personas más jóvenes cuando existen antecedentes familiares de la enfermedad u otro factor de riesgo. Cuando el cáncer de colon es detectado antes que invada otro tejido u órgano, la supervivencia a 5 años puede ser del 90%.
El cáncer colorrectal está asociado a factores de riesgo que pueden ser modificables o no modificables. Algunos de los factores de riesgo no modificables son: edad (mayor a 50 años), historia familiar y personal de cáncer o pólipos colorrectales, enfermedades intestinales inflamatorias (colitis ulcerativa, enfermedad de Crohn), enfermedades hereditarias (poliposis adenomatosa, síndrome de Lynch), diabetes y haber recibido radioterapia dirigida hacia el abdomen. Por otro lado, cambiando ciertos aspectos del estilo de vida y de la dieta se pueden disminuir los riesgos modificables:
1. Peso saludable:

2. Actividad física:

3. Dieta:

4. Dejar de fumar:

5. Alcohol:

6. Chequeo médico:

Cápsula
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