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Cita con tu bienestar

¿Cómo lograr que mi hijo se mantenga físicamente activo?

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La actividad física es una de las partes más importantes de la salud, el bienestar y el aprendizaje de un niño, por ello, que esta esté presente en su vida es una gran prioridad. Si bien la crianza de los hijos es un trabajo de tiempo completo –entre cambios de pañales, luego las tareas, la alimentación, las labores del hogar, entre otras responsabilidades–, es fundamental que no se pierdan los objetivos de acondicionamiento físico: como padre, puede ayudar a moldear las actitudes y comportamientos de su hijo frente a este tema. 

Sin lugar a dudas, no es fácil encontrar un hueco en su horario diario, especialmente si también tiene un trabajo remunerado. Entonces lo ideal sería destinar tiempo juntos:  si lo hace, puede ayudar al progreso en la coordinación y crecimiento muscular del niño, y a inculcar el hábito deportivo en la vida de sus hijos. 

La cantidad de actividad física que necesitan los niños depende de la edad: los pequeños de tres a cinco años necesitan estar activos durante todo el día. Por su parte, los niños y adolescentes de seis a 17 años deben ejercitarse durante 60 minutos todos los días. No obstante, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, menos de una cuarta parte (24%) del segundo grupo de niños realizan la hora recomendada de actividad física diaria. 

Cabe destacar que los niños que no están en forma corren el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y crónicas, así como trastornos psicológicos. Además, investigaciones muestran que el 80% de los niños con sobrepeso se convierten en adultos obesos. Según expertos del MD Anderson Cancer Center, ser obeso pone a una persona en riesgo de padecer muchos tipos de cáncer: incluidos los de colon, mama y endometrio.


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Ahora que los niños pasan mucho tiempo detrás de la televisión, la computadora, el teléfono y las pantallas electrónicas, el reto es contrarrestar la tendencia. Por ende, la recomendación es que, como padre, sea un ejemplo a seguir: sus hijos observan e imitan sus hábitos, buenos y malos. Si lo ven físicamente activo y divirtiéndose, es más probable que hagan lo mismo durante toda su vida. 

De la misma manera, puede involucrar a toda la familia e invitar a todos a participar en las actividades, esta es una de las formas más exitosas de cambiar los hábitos de ejercicio de sus hijos. Incorporar tradiciones familiares, como paseos en bicicleta los domingos, o una caminata nocturna después de la cena, también ayuda a afianzar lazos. Asimismo, convertir el ejercicio en juego es una gran alternativa para que sus hijos vean el entrenamiento como algo atractivo: crear una carrera de obstáculos o jugar a seguir al líder puede ser una buena idea. 

Por otro lado, intente que su hijo explore diferentes actividades físicas como nadar, jugar al fútbol, practicar tenis o baloncesto; los datos dicen que es mejor introducir a los niños pequeños a una variedad de deportes diferentes, en vez de especializarse en alguno demasiado joven: pregúntele qué deportes le interesan, así eventualmente encontrará la actividad que más disfrute. Algunos niños se sienten forzados a practicar un deporte que no es necesariamente su vocación. Otros se sienten presionados a centrarse en un solo deporte, lo que puede ser limitante tanto física como socialmente si desean participar en varios diferentes. 

Sea un motivador de las actividades físicas en las que participan los niños y anímelos a que se interesen en nuevas; proporcione a sus hijos equipos que fomenten de manera segura estas actividades. Si bien es importante como padres enseñar virtudes como el enfoque y la dedicación, es necesario recordar que hay que permitirles a los niños explorar su mundo y descubrir sus pasiones; no todos son iguales, guíelos en vez de obligarlos a aumentar su nivel de actividad, esto les garantizará un mayor disfrute. ¡Muévanse juntos y manténganse positivos!

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