El principal síntoma es la inflamación de la glándula tiroides, en un tamaño que puede ir desde un solo nódulo pequeño hasta una tumoración grande en el cuello.
La tiroides inflamada puede ejercer presión sobre la tráquea y el esófago, lo cual puede llevar a:
Hay diversas clases de bocios. Un bocio simple puede darse por una razón desconocida o cuando la glándula tiroides es incapaz de producir suficiente cantidad de la hormona tiroidea para satisfacer las necesidades corporales. La glándula tiroides se agranda para compensar esta situación.
Hay dos tipos de bocio simple:
Los bocios se presentan en grupos de personas que viven en áreas con suelos pobres en yodo, generalmente alejadas de la costa marítima. Es posible que las personas de estas comunidades no obtengan yodo suficiente en su alimentación (el yodo es necesario para producir la hormona tiroidea).
El uso de la sal de cocina yodada en los Estados Unidos actualmente previene la deficiencia de yodo; sin embargo, las áreas de los Grandes Lagos, el Medio Oeste y las áreas de las montañas interiores de los Estados Unidos alguna vez se denominaron “el cinturón del bocio”, debido al alto número de casos de esta enfermedad ocurridos allí. La insuficiencia de yodo aún es común en Asia Central, la región Andina de Suramérica y África central.
En la mayoría de los casos de bocio esporádico se desconoce la causa. Ocasionalmente, ciertos medicamentos como el litio o la aminoglutetimida pueden causar un bocio no tóxico.
Los factores hereditarios pueden causar bocios y entre los factores de riesgo para su desarrollo se pueden mencionar:
El médico palpará el cuello a medida que uno traga y podrá sentir la hinchazón en el área.
Los exámenes que se pueden llevar a cabo abarcan:
Si se encuentran nódulos en una ecografía, se debe hacer una biopsia para verificar si hay cáncer de tiroides.
El bocio sólo es necesario tratarlo si está causando síntomas.
Los tratamientos para un agrandamiento de la tiroides abarcan:
Vanderpas J. Epidemiología nutricional y metabolismo de la hormona tiroides. Ann Rev Nutr. 2006; 26:293-322.
AACE/AME. Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos y Associazione Medici Endocrinologi directrices médicas para la práctica clínica para el diagnóstico y la gestión de los nódulos tiroideos. Endocr Pract. 2006;12(1):63-102.
Ladenson P, Kim M. Tiroides. En: Goldman L y Ausiello D, eds. Cecil Medicine. 23rd ed. Philadelphia, Pa: Saunders; 2007:chap 244.
Schlumberger MJ, Filetti S, Hay ID. Difuso tóxico y no bocio y neoplasia de tiroides nodular. En: Kronenberg HM, Melmed S, Polonsky KS, Larsen PR, eds. Williams Libros de Texto de Endocrinología. 11th ed. Philadelphia, Pa: Saunders Elsevier;2008:chap 13.
Contenido: 10 de mayo de 2010
Versión del inglés revisada por: Ari S. Eckman, MD, División de Endocrinología y Metabolismo, Johns Hopkins Facultad de Medicina, Baltimore, MD. Revisión previsto por la Red de Salud VeriMed. También se examinó por David Zieve, MD, MHA, Director Médico, ADAM, Inc. Traducido por: DrTango, Inc.