La insuficiencia cardíaca (IC) es un síndrome clínico complejo caracterizado por la incapacidad del corazón para bombear la sangre eficientemente y cumplir con las necesidades metabólicas de los tejidos. Esta enfermedad puede surgir debido a anomalías en la función o estructura cardíacas, detectables o no, y puede ocurrir incluso bajo condiciones de función cardíaca casi normal, cuando hay una alta demanda en el corazón. Inevitablemente, la IC progresa hacia la falla circulatoria.
A nivel mundial, la IC afecta aproximadamente a 26 millones de individuos, con mayor prevalencia en adultos mayores, siendo la causa número uno de hospitalización. El riesgo de desarrollar IC es de 1 en 5, con una mortalidad a 5 años que se sitúa entre 45-60%. Adicionalmente, más del 50% de estos pacientes son rehospitalizados dentro de los 6 meses posteriores a su egreso. Este trastorno crónico y progresivo, caracterizado por síntomas como fatiga, dificultad para respirar y retención de líquidos, impacta significativamente la calidad de vida del paciente y aumenta el riesgo de mortalidad de quienes lo padecen.
En los países industrializados, la cardiopatía isquémica es la causa más frecuente de IC, mientras que, en los países en desarrollo, el aumento de las tasas de IC se asocia con estilos de vida urbanizados que se caracterizan por tasas más altas de diabetes e hipertensión. En Estados Unidos, la IC afecta aproximadamente a 6.5 millones de individuos mayores de 20 años. Se proyecta que esta prevalencia aumentará un 46% de 2012 a 2030, lo que resultaría en más de 8 millones de estadounidenses mayores de 18 años sufriendo de esta enfermedad. Anualmente, se diagnostican alrededor de 960000 casos nuevos, con una incidencia en individuos mayores de 65 años de 21 por cada 1000 habitantes. La prevalencia de la IC aumenta con la edad, siendo del 1-2% en menores de 55 años y ascendiendo al 10% en mayores de 75 años. No obstante, la IC no se limita a la población mayor; puede ocurrir a cualquier edad, dependiendo de la causa.
La progresión de la insuficiencia cardíaca (IC) implica una red de mecanismos compensatorios en varios niveles, desde interacciones subcelulares hasta aquellas que ocurren entre distintos órganos. Estos mecanismos ayudan inicialmente a mantener la función cardíaca aumentando el volumen sanguíneo, la presión de llenado cardíaco, la frecuencia cardíaca y la masa del músculo cardíaco. Sin embargo, con el tiempo, hay un declive progresivo en la capacidad del corazón para contraerse y relajarse, lo que exacerba la IC. Esto resulta en un aumento del gasto energético miocárdico, disminución del gasto cardíaco, muerte de cardiomiocitos y la progresión de la IC.
El manejo de la IC es complejo e implica un enfoque multifacético que comprende cambios en el estilo de vida, tratamientos farmacológicos y, en algunos casos, procedimientos quirúrgicos. Lo anterior según lo establecido por las guías de la American College of Cardiology (ACC), la American Heart Association (AHA) y la Heart Failure Society of America (HFSA) ACC/AHA/HFSA de 2022. Esto incluye el uso de medicamentos como inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (i-SGLT2), betabloqueadores, antagonistas del receptor de mineralocorticoides, inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona y diuréticos, para aliviar los síntomas y disminuir la progresión de la enfermedad. Procedimientos quirúrgicos, como el bypass coronario y el reemplazo valvular, están indicados cuando existen por ejemplo anomalías estructurales cardiacas que contribuyen a la IC. Los pacientes con IC avanzada, especialmente aquellos de la clase funcional IV de la New York Heart Association (NYHA) o en el estadio D de la ACC/AHA, enfrentan una tasa de mortalidad mayor al 50%. En estos casos severos, las herramientas terapéuticas convencionales resultan inadecuadas o insuficientes. Por lo tanto, el trasplante cardiaco se convierte en una opción vital para este tipo de pacientes. No obstante, el trasplante cardíaco está limitado únicamente a aquellos individuos que califiquen para este procedimiento, así como a la disponibilidad de órganos compatibles, lo que lo convierte en una opción no accesible para todos los pacientes con IC avanzada o terminal.
Los dispositivos de asistencia ventricular (DAVs), conocidos también como corazones artificiales, desempeñan un papel crucial en el manejo de la IC avanzada, actuando como sistemas de soporte vital tanto para condiciones cardíacas agudas como crónicas descompensadas, especialmente en el estadio D de la IC según la ACC/AHA. Estos dispositivos, incluyendo los de asistencia ventricular izquierda (DAVLs), derecha (DAVRs) y biventricular (DAVBis), están diseñados para mejorar la función de los ventrículos afectados. Operan extrayendo sangre del ventrículo insuficiente y la canalizan a través de una bomba que la entrega a las principales arterias del cuerpo – la aorta en los DAVLs y la arteria pulmonar en los DAVRs.
Los DAVLs representan un avance significativo en el tratamiento de la IC severa, especialmente para pacientes que no son candidatos a trasplante de corazón o que están en lista de espera. Los DAVLs son muy versátiles, usados frecuentemente como un puente temporal hacia la recuperación de enfermedades como la miocarditis aguda severa, o como puente hacia un trasplante de corazón en pacientes con IC terminal. Estos dispositivos permiten a los pacientes iniciar la rehabilitación necesaria e incluso regresar a casa antes del trasplante. En los casos donde no se planea realizar otro procedimiento, el uso a largo plazo de los DAVLs, como terapia definitiva, se convierte en una opción viable, especialmente para pacientes con IC severa que no son candidatos para trasplante. Este enfoque ha demostrado ser superior al tratamiento convencional en mejorar tanto la cantidad como la calidad de vida, como se demostró en el estudio REMATCH y estudios subsiguientes.
A pesar de sus beneficios, los DAVs están asociados con posibles complicaciones como fallas mecánicas, infecciones, sangrados y eventos tromboembólicos. Sin embargo, la tasa de supervivencia de aproximadamente el 70% para pacientes que reciben DAVs es sobresaliente, considerando la gravedad de la enfermedad en estos pacientes. La continua evolución de la tecnología DAV sigue planteando interrogantes clínicos y fisiológicos importantes, impulsando avances en el campo del tratamiento de la IC.
Desde 2014, el Instituto Cardiovascular del Hospital Internacional de Colombia (HIC) ha logrado avances significativos en la implementación de DAVs, implantando más de 30 de estos dispositivos en pacientes nacionales e internacionales, incluyendo pacientes provenientes de Ucrania, República Dominicana, Panamá, China y pacientes pediátricos. Estos logros son parte de un panorama más amplio del manejo integral que se les da a los pacientes cardiovasculares en el HIC, donde en los últimos 2 años se han realizado más de 1700 cirugías cardiovasculares en pacientes adultos y pediátricos.
Los logros notables del HIC en el cuidado cardíaco incluyen sus Centros de Excelencia, que cuentan con la acreditación de la Joint Commission International (JCI) para el manejo de la IC y la implementación de DAVs. En términos de rendimiento relacionado con los DAVs, los resultados clínicos del HIC reflejan excelencia y seguridad en la atención del paciente. El HIC ha alcanzado tasas de supervivencia significativas tras los implantes de DAVs a largo plazo. La tasa de supervivencia de pacientes con IC es del 97.60%, superando la meta establecida por los Inpatient Quality Indicators (IQI) 2023. Para pacientes que reciben implantes DAVs a largo plazo, la tasa de supervivencia a un mes es del 100%, superando la meta del 95% establecida por los estándares del Mechanically Assisted Circulatory Support (IMACS). Además, la tasa de supervivencia a un año para pacientes con DAVs a largo plazo es del 89.3%, superando el estándar del IMACS del 80%. Estas estadísticas no solo subrayan el compromiso del HIC con la atención cardíaca avanzada, sino también su contribución significativa en mejorar la esperanza y calidad de vida de los pacientes con condiciones cardíacas graves, estableciéndose como líder en tratamiento e innovación cardíaca.