Explorando las complejidades de la enfermedad de Parkinson: perspectivas actuales y direcciones futuras
La enfermedad de Parkinson es una afección neurodegenerativa frecuente caracterizada por la pérdida gradual de neuronas dopaminérgicas en la sustancia nigra, lo que resulta en síntomas motores y no motores de gravedad. La etiología de este trastorno involucra una interacción compleja entre factores genéticos y ambientales. La disminución de los niveles de dopamina en el cuerpo estriado, región esencial para la regulación del movimiento, se produce como consecuencia de la pérdida de neuronas dopaminérgicas.
Datos recientes indican que la enfermedad de Parkinson afecta aproximadamente al 2-3% de las personas mayores de 65 años, convirtiéndose en la segunda enfermedad neurodegenerativa más prevalente después de la enfermedad de Alzheimer. En este sentido, el estudio de la Global Burden of Disease resalta el aumento de la prevalencia y el impacto de la enfermedad de Parkinson, con un estimado de 8.5 millones de personas afectadas a nivel mundial en 2019. Esta enfermedad se asocia con una morbilidad y mortalidad importantes, como lo evidencian el aumento significativo tanto en los años de vida ajustados por discapacidad y en las tasas de mortalidad observado en las últimas décadas.
Clínicamente, la enfermedad de Parkinson se caracteriza por tres síntomas motores principales: bradiquinesia, rigidez y temblor en reposo. A medida que progresa la afección, los pacientes desarrollan con frecuencia inestabilidad postural y anormalidades de la marcha. Además, los síntomas no motores, que pueden preceder las manifestaciones motoras, incluyen deterioro cognitivo, complicaciones psiquiátricas, disfunción autonómica, trastornos del sueño y alteraciones sensoriales como anosmia.
La fisiopatología de la enfermedad de Parkinson se caracteriza por la presencia de cuerpos de Lewy, que son acumulaciones intracelulares de proteínas alfa-sinucleína, dentro de las neuronas sobrevivientes. Los mecanismos exactos por los cuales estos agregados proteicos contribuyen a la degeneración y muerte neuronal siguen siendo investigados activamente. Si bien se han identificado varias mutaciones genéticas, incluyendo aquellas que afectan a los genes LRRK2 y PARK, la mayoría de los casos de enfermedad de Parkinson son de origen idiopático.
Actualmente, el enfoque principal del tratamiento de la enfermedad de Parkinson se centra en el manejo sintomático. La levodopa, un precursor de dopamina, sigue siendo el pilar de del enfoque terapéutico. Se administra con frecuencia junto con carbidopa para prevenir la conversión periférica de la levodopa a dopamina, lo que mejora su disponibilidad en el cerebro. Las intervenciones farmacológicas adicionales incluyen agonistas dopaminérgicos, inhibidores de la MAO-B e inhibidores de la COMT, que ayudan en el manejo de los síntomas motores y extienden los efectos terapéuticos de la levodopa.
Para los pacientes con enfermedad de Parkinson avanzada, la estimulación cerebral profunda (ECP) del núcleo subtalámico o del globo pálido interno ha surgido como una opción de tratamiento eficaz. La ECP puede mejorar significativamente la función motora y reducir la necesidad de medicación, aunque conlleva importantes riesgos y efectos secundarios. Los avances recientes en la ECP adaptativa, que ajusta dinámicamente los parámetros de estimulación en función de la retroalimentación neural, muestran resultados prometedores en términos de eficacia terapéutica y reducción de eventos adversos.
Tratar la enfermedad de Parkinson sigue siendo un gran desafío debido a la heterogeneidad de este desorden y la inconsistencia en la respuesta de los pacientes a las distintas intervenciones. La investigación en este campo se esfuerza por mejorar la comprensión de la patogénesis de la enfermedad y diseñar terapias más eficaces, incluyendo enfoques neuroprotectores y métodos innovadores para la administración de los medicamentos.
El Centro de Movimientos Anormales y Parkinson del HIC, recibe pacientes de todas partes del mundo. En este lugar, los pacientes pueden acceder a servicios de diagnóstico y tratamiento de vanguardia. El centro se especializa en el cuidado integral de trastornos del movimiento, combinando tecnología avanzada con un enfoque multidisciplinario para mejorar los resultados de los pacientes. En el HIC, los pacientes reciben una atención experta personalizada a sus necesidades específicas, respaldada por los últimos avances en este campo y personal dispuesto a establecer y trabajar en colaboración con otros centros médicos.