¿Por qué debo llevar a mis hijos donde el pediatra así no estén enfermos?
Llenos de alegría, sueños e ilusiones, los niños iluminan nuestras vidas. En ellos reposa la esperanza y el futuro del mundo. Cuidar de su bienestar y de su salud es responsabilidad de todos.
La salud y el bienestar de los niños y de los adolescentes son temas prioritarios del sistema de salud. Hoy en día existen diversos programas y sistemas de apoyo que guían a los padres sobre las necesidades y requerimientos de sus hijos. Dentro de las recomendaciones más importantes está la de acudir periódicamente a donde el pediatra para que éste evalúe el estado de salud, los factores de riesgo y pueda hacer el seguimiento de parámetros claves como el peso, la estatura, el desarrollo psicomotor y el esquema de vacunación. Durante estos espacios se deberá también hacer una valoración completa de la salud visual, oral y auditiva, con el fin de detectar y corregir tempranamente cualquier anomalía.
Dependiendo de la edad, la frecuencia de los chequeos pediátricos varía. En el caso de los más pequeños, estos controles se deberán hacer durante la primera semana de vida, al mes y luego cada 2 meses hasta llegar a los 6 meses de edad. A partir de ese momento, los controles se podrán llevar a cabo cada 3 meses hasta los 18 meses de edad, para luego hacerse cada 6 meses hasta que el niño cumpla 3 años. A partir de esta edad y si no se identifican problemas que necesiten un seguimiento más estrecho, todos los niños y adolescentes deberán asistir a un chequeo anual donde el pediatra hasta los 18 años.
La consulta pediátrica es la oportunidad ideal para escuchar y ser escuchado. Todas las inquietudes que se tengan respecto al desarrollo, crecimiento o cuidado de los niños y adolescentes se deben manifestar durante la consulta, fomentando así un diálogo que permita llegar a respuestas y soluciones prácticas que beneficien a todos los integrantes de la familia. Es el espacio perfecto para resolver dudas y conocer las últimas recomendaciones acerca de: nutrición y actividad física, socialización y adaptación a diferentes ambientes, seguridad en casa o en un vehículo, hábitos de sueño y de juego, uso de pantallas, bullying o matoneo, entre otros.
El regreso a clases es uno de los momentos más desafiantes en la vida de un niño o de un adolescente. Retomar la rutina del estudio, adaptarse a situaciones nuevas y desconocidas, son algunos de los retos a los que se ven enfrentados cada año. Esta situación supone un estrés físico y emocional importante. Durante esta etapa de transición, es fundamental asegurarse que el niño, o el adolescente, gozan de buena salud y que se han minimizado las condiciones que pudieran impedir su pleno desarrollo cognitivo, físico o su capacidad de adaptación al medio. En esta época de pandemia, donde todavía se debate la modalidad educativa – presencial o virtual – a implementar durante este año, es crucial buscar ayuda y asesoría con el fin de tomar la mejor decisión respecto a la escolarización de los niños y los cambios o adaptaciones que se deberán hacer según el modelo escogido. Es momento de consultar con un experto que nos guíe y nos ayude a prepararnos, a nosotros y a nuestros niños, a llevar de la mejor manera esta nueva realidad.
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