En Colombia se ha observado que el comportamiento de la pandemia ha sido variante y hasta ahora estamos empezando a comprender lo que ha ocurrido. Si bien hemos tenido un alto número de contagios y de muertes en el país, el comportamiento de la enfermedad no ha sido igual en todas partes. Algunas ciudades como Bogotá, Cali y Barranquilla fueron azotadas por la COVID-19 de manera más severa y temprana, mientras que otras corrieron tal vez con mejor suerte. No obstante, se debe tener cuidado al interpretar estos hallazgos pues algunas veces pueden pasar desapercibidos y quizás desatendidos, los problemas de los municipios más pequeños. En el caso de nuestro departamento, las demoras diagnósticas, el bajo seguimiento de los contactos positivos, las medidas restrictivas no escalonadas explican, entre otros, el comportamiento de la pandemia en la región. La FCV adelanta actualmente un estudio de seroprevalencia que busca contribuir a la comprensión del comportamiento de la epidemia al evaluar el porcentaje de la población que ha estado en contacto con el virus. Los resultados preliminares muestran que existe una gran proporción de trabajadores de Bucaramanga y su área metropolitana que parece no haber estado expuesta al virus. Sin embargo, todavía es muy temprano para sacar conclusiones definitivas y se requiere aún de investigaciones futuras que permitan ofrecer un panorama más claro de la situación.
Es clave comprender que en la actualidad el tratamiento de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus se basa principalmente en la prevención y la mitigación de sus efectos en la población. Una vez se adquiere la infección, las medidas con las que contamos son básicamente de soporte al no existir un tratamiento específico. Se ha observado que las secuelas de la COVID-19 pueden ser importantes y requieren de atención especial. Todavía es muy temprano para entenderlas en su totalidad, sin embargo, desde ya es importante considerar tratamientos orientados hacia una rehabilitación temprana y apropiada.