Cada año cerca de 300 mil mujeres son diagnosticadas con cáncer de ovario y aproximadamente 180 mil mueren a causa de esta enfermedad a nivel mundial. Se estima que el número de casos nuevos seguirá en aumento durante los próximos años, por lo que la ciencia se esfuerza cada día para mejorar los métodos de prevención y de diagnóstico precoz.
Los ovarios son órganos pequeños, de diámetro y forma alargada ubicados a ambos lados del útero. Allí se mantienen almacenados los óvulos y se producen hormonas femeninas como los estrógenos y la progesterona. El cáncer de ovario tiende a pasar desapercibido pues la mayoría de los síntomas se manifiestan cuando la enfermedad está muy avanzada y se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
Aunque existen ciertos factores que podrían estar relacionados con la aparición de este tipo de cáncer, todavía no se tiene certeza sobre las causas exactas de la enfermedad. La mayoría de las mujeres tiene al menos un factor de riesgo de desarrollar cáncer de ovario. Sin embargo, la sola presencia de dichos factores no implica que necesariamente se vaya a tener la enfermedad. Dentro de los principales factores de riesgo encontramos: edad mayor de 50 años, antecedentes familiares de cáncer de ovario; mutaciones genéticas BRCA1 o BRCA2; antecedentes personales de cáncer de mama, uterino o colorrectal; antecedentes de endometriosis, de terapia de reemplazo hormonal, infertilidad o no haber tenido hijos, entre otros.
El cáncer de ovario es una enfermedad difícil de detectar o de diagnosticar en estadíos tempranos, lo que explica en parte la alta mortalidad de quienes lo padecen. A medida que el tumor crece o que comienza a afectar otros órganos del cuerpo, se pueden presentar síntomas como distensión abdominal, sensación de plenitud con la comida, dolores abdominales o pélvicos, molestias para orinar y sangrado vaginal.
Una vez se diagnostica el cáncer de ovario las opciones terapéuticas dependerán del estado de salud de la persona, de lo avanzada que se encuentre la enfermedad y del tipo de tumor que sea. En general, el tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica del tumor seguido por sesiones de quimioterapia. Aun cuando el tratamiento haya sido exitoso, existe la posibilidad de que el tumor vuelva a aparecer en los años siguientes. Cuando esto sucede, la probabilidad de curación disminuye considerablemente. Alrededor del 50% de las mujeres diagnosticadas con cáncer de ovario vivirán durante los siguientes 5 años y 1 de cada 3 durante 10.
Teniendo en cuenta que aún no se ha identificado la causa específica responsable del cáncer de ovario, las herramientas con las que se cuenta para prevenir su desarrollo son escasas. Es importante consultar cuanto antes con el médico ante cualquier sospecha, especialmente cuando se tienen antecedentes familiares de la enfermedad. Algunas de las siguientes estrategias podrían ayudar a disminuir el riesgo:
Mantener un peso saludable.
- Llevar una dieta balanceada y hacer ejercicio.
- No fumar.
- Lactancia materna.
- Uso de anticonceptivos orales. *
- Cirugías como la histerectomía o la ligadura de trompas. *
*Se debe contar siempre con asesoría médica.
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