La enfermedad renal crónica afecta alrededor del 10% de la población mundial. Más de 2 millones de personas en el mundo reciben terapia de reemplazo renal o han necesitado un trasplante para sobrevivir. En Colombia, esta cifra va en aumento y actualmente más del 70% de los trasplantes que se realizan en el país son de riñón.
Los riñones son órganos que cumplen funciones vitales y esenciales para el organismo. Se encargan de filtrar la sangre y eliminar, a través de la orina, desechos, toxinas y el exceso de líquido y ácido. De esta manera se logra obtener y mantener el equilibrio de los niveles de agua, sales y minerales (sodio, potasio, calcio, fósforo) en la sangre. Además, producen hormonas que participan en el control de la presión arterial, la producción de glóbulos rojos y el mantenimiento de huesos sanos y fuertes.
Algunos problemas que afectan a los riñones pueden ser temporales. No obstante, cuando el daño persiste y empeora con el tiempo se habla de enfermedad renal crónica (ERC). La ERC se caracteriza por la disminución progresiva de la capacidad de los riñones para cumplir con sus funciones. Cualquier persona puede desarrollar ERC, sin embargo, existen ciertos factores que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad como por ejemplo ser mayor de 60 años, tener diabetes, hipertensión arterial, antecedentes de enfermedad cardiovascular o familiar de enfermedad renal.
Es importante comprender que una persona puede perder hasta el 90% de su función renal sin que haya alguna manifestación o síntoma de esta enfermedad. El tratamiento de la ERC depende de su causa y de lo avanzada que esté la enfermedad al momento del diagnóstico. La detección temprana de las alteraciones de la función renal es crucial y ofrece la posibilidad de obtener un tratamiento adecuado que impida el desarrollo de complicaciones y un deterioro mayor.
Existen varias maneras de proteger los riñones a lo largo de nuestra vida. Si seguimos estas ocho recomendaciones disminuiremos el riesgo de lesionar y deteriorar el funcionamiento de los riñones:
1. Mantenerse activos
Los beneficios asociados a la actividad física son múltiples. Realizar este tipo de actividades con regularidad y constancia no solamente contribuye a prevenir la ERC sino que también ayuda a conservar un peso saludable y controlar la hipertensión.
2. Seguir una dieta saludable y balanceada
La cantidad y la calidad de los alimentos que consumimos afecta directamente la salud de todo nuestro organismo. Adoptar hábitos nutricionales saludables como comer abundantes frutas y verduras; preferir los granos enteros y las leguminosas; evitar alimentos procesados o altos en azúcares, sales y grasas; contribuyen a preservar el correcto funcionamiento de los riñones y a mantener una buena salud.
3. Controlar la glicemia
La medición del azúcar (glucosa) en sangre es imprescindible durante el chequeo médico, sobre todo en aquellas personas mayores de 40 años o con factores de riesgo considerables. La mayoría de diabéticos no saben que lo son. Aproximadamente el 50% de las personas con diabetes tiene algún tipo de afectación renal, sin embargo, este deterioro puede limitarse cuando se logra un control adecuado de los niveles de glucosa.
4. Controlar la presión arterial
Hacer controles frecuentes de la presión arterial es importante porque muchas personas desconocen si su presión es normal o si, por el contrario, son hipertensos. Mantener la presión arterial dentro del rango normal es clave a la hora de proteger y preservar la integridad y funcionalidad de los riñones.
5. Asegurar una ingesta de líquidos adecuada
El consumo de líquidos durante el día es determinante para conservar un buen estado de salud general. El nivel adecuado de consumo depende de varios factores: clima, ejercicio, enfermedades de base, estado de embarazo, periodo de lactancia, entre otros. Una persona saludable debe consumir alrededor de dos litros de agua por día, en condiciones climáticas normales.
6. No fumar
Fumar no solo aumenta el riesgo de padecer cáncer renal, sino que también enlentece el flujo de sangre que llega a los riñones lo que, con el tiempo, terminará afectando su capacidad funcional.
7. Evitar el uso de ciertos medicamentos
Los antinflamatorios no esteroideos (ejemplo: ibuprofeno, aspirina, diclofenaco) pueden lesionar los riñones cuando se toman frecuentemente. Se recomienda consultar con el médico antes de consumir este tipo de medicamentos para evaluar el riesgo y conocer otras alternativas de tratamiento.
8. Hacerse un chequeo médico
El chequeo médico permite identificar y corregir a tiempo aquellos problemas que pueden afectar la salud y el bienestar. La frecuencia del chequeo médico depende de los factores de riesgo y el estado de salud del individuo. Sin embargo, aquellas personas con obesidad, diabetes, hipertensión o historia familiar de enfermedad renal deben acudir cuanto antes al médico para evaluar la función de sus riñones y tomar las medidas correctivas pertinentes.
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