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Quemaduras en niños: cómo suelen producirse y qué medidas tomar

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Las vacaciones significan una mayor incidencia de quemaduras y escaldaduras, particularmente entre los niños de 14 años o menos; los pequeños menores de cuatro años están especialmente en riesgo

Durante esta época, hay mucha actividad en la cocina, desde hornear galletas hasta preparar cenas. No es de extrañar que la mayoría de las quemaduras que se produzcan se deban al contacto con líquidos calientes y superficies en llamas. Por otro lado, suceden de manera frecuente cuando hay una exposición sin protección a los rayos del sol. Entonces, cuando éstas ocurren, es importante actuar rápidamente, saber qué hacer para aliviar el dolor y promover la curación. 

Para proteger a los niños de esta situación, es necesario entender cuáles son las quemaduras más comunes: existen quemaduras térmicas que elevan la temperatura de la piel y el tejido debajo; ocurren por vapor, tazas de café volcadas, alimentos calientes, líquidos para cocinar, etc. Están también las quemaduras por radiación, que como ya lo dijimos se dan por la exposición a los rayos ultravioleta del sol o bien, por otras fuentes de radiación como los rayos X; las quemaduras químicas, que suceden al entrar en contacto con ácidos fuertes, detergentes, disolventes, o al derramar productos químicos sobre la piel o los ojos; y las quemaduras eléctricas, al manipular la corriente eléctrica con los dedos o con otros objetos.

Asimismo, hay tres tipos de quemaduras: de primer, segundo y tercer grado. De acuerdo a la gravedad, se decidirá el tratamiento a seguir. Las de primer grado afectan sólo la capa externa de la piel (epidermis); suelen ser rosadas o rojas, y dolorosas y secas (como una quemadura solar). No aparecen ampollas y se curan alrededor de tres a siete días sin dejar cicatrices. Pueden ser causadas por el sol, el agua caliente o los objetos calientes; se tratan aplicando frío, como agua corriente o un paño frío al principio, y después, con cremas o lociones sobre la parte afectada del niño.

Siempre y cuando la quemadura sea pequeña, se podrá tratar en casa: es necesario enfriar la quemadura, cubrir el área quemada con un vendaje y mantener el sitio de la lesión limpio mediante lavado suave con agua y jabón.

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Las de segundo grado afectan la capa externa y parte de la capa interna de la piel –dermis–, son dolorosas, aparecen ampollas, y por lo general se curan en dos o tres semanas sin dejar cicatriz; no obstante, algunas pueden tardar más en sanar y producir alguna marca. En este caso no podemos dejar a los niños desatendidos, hay que cuidarlos de las bebidas calientes, mantenerlos alejados de las parrillas y artefactos como tostadoras, planchas y elementos para el cabello; es recomendable optar por los fogones traseros cuando cocinemos en la estufa, si se usan los delanteros, debemos girar las manijas de las ollas y sartenes hacia la pared; al entrar a un vehículo, verifiquemos que los cinturones de seguridad no estén calientes por el sol. Estas quemaduras también pueden tratarse aplicando frío en un primer momento; se usan cremas o lociones y vendajes no adherentes. 

Las quemaduras de tercer grado dañan la capa externa e interna de la piel; y aunque no hay dolor debido a que las terminaciones nerviosas están dañadas, un niño con una quemadura de este tipo necesita atención médica con urgencia. La herida hace que la piel luzca brillante y blanca; usualmente, se necesita un injerto de piel, y tardan al menos de tres a seis semanas en sanar.

Nuestro hijo deberá recibir tratamiento por un largo periodo luego de una quemadura de tercer grado. La prevención y el tratamiento de complicaciones como cicatrices y contracturas hacen parte de la atención, y este cuidado puede incluir: terapia física y ocupacional, rehabilitación, cirugía estética o plástica, y cirugía ortopédica. Hay que consultar al médico si se evidencian signos de infección, como aumento del enrojecimiento, calor, hinchazón, dolor que empeora, fiebre intensa, picazón incontrolable, una contractura, y si la herida no se está curando.

De esta manera, conocer los tres niveles de quemaduras, saber cómo tratar cada uno de ellos de manera rápida y eficiente es crucial para prevenir mayores complicaciones.

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