Según un reporte realizado por UNICEF, en América Latina el 30% de los niños, niñas y adolescentes presentan sobrepeso. Una cifra que evidencia cada vez más el índice en aumento de niñas, niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad, favoreciendo significativamente el riesgo de enfermedades graves. Dichas cifras prenden las alarmas y obligan a actuar en función de la transformación de los contextos pro-obesidad, que promueven hábitos no saludables, el sedentarismo y la poca actividad física, conduciendo así a los excesos alimenticios.
La obesidad infantil, una condición que puede tener consecuencias irreversibles para la salud a corto y largo plazo, ha alcanzado índices elevados, convirtiéndose en una problemática seria para la salud pública y el bienestar de las próximas generaciones. Esta es una enfermedad multifactorial que se caracteriza por la acumulación anormal o excesiva de grasa en el cuerpo y se identifica comúnmente gracias a diversas herramientas como el índice de masa corporal (IMC), el porcentaje de grasa corporal, la relación cintura/estatura, el peso y la estatura de la persona en comparación con patrones de crecimiento, que en los niños y adolescentes varían dependiendo de la edad y el sexo.
Un estilo de vida saludable es esencial para prevenir esta problemática de salud pública. Esto incluye una alimentación equilibrada y variada, en la que se incluya el consumo de frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras. También es fundamental limitar la ingesta de alimentos altos en sodio, azúcares agregados y frituras saturadas. Además, se debe fomentar la actividad física, a través de juegos al aire libre, deportes organizados o la práctica de algún ejercicio en específico. Adecuar espacios de ejercicios o actividad física para los niños, es vital para evitar el sedentarismo, fusionado con buenas prácticas de educación alimentaria; incluyendo la reducción de tiempo en las pantallas, ya sea la televisión, los videojuegos o dispositivos electrónicos.
En términos educativos también es importante infundir cátedras para mitigar la obesidad en niños y adolescentes. Los padres, maestros y niños deben ser educados sobre la importancia de una alimentación equilibrada y el valor de practicar algún ejercicio regularmente. Como bien sabemos, las escuelas desempeñan un rol fundamental al proporcionar educación sobre estilos de alimentación sana e incentivar hábitos saludables desde pequeños. Es muy necesario, según la Organización Mundial de la Salud, implementar programas educativos que enseñen a los menores de edad a tomar compromisos sobre su salud, apropiándose de estilos de vida que complementen una alimentación saludable y actividad física.
Aunque los estilos de vida alimenticia empiezan desde casa, las leyes públicas también influyen notoriamente en el aumento o la disminución en las cifras de niños y niñas con esta enfermedad. Implementar políticas que promuevan entornos alimentarios y de actividad física saludables en los colegios y comunidad en general, se ha convertido en una alternativa para mitigar casos de obesidad infantil, a partir de factores como lo es la regulación de la publicidad de alimentos ultra procesados dirigida a menores de edad, la promoción de opciones saludables en las cafeterías escolares y la creación de gimnasios y parques saludables, con acceso gratuito. Muchas alternativas se han desarrollado como parte de promover vidas sanas desde temprana edad, y aunque esto es un desafío, con apoyo de familiares y por supuesto, la comunidad, se pueden alcanzar estos objetivos, garantizando generaciones futuras más saludables.
El no plantear estrategias que eviten el desarrollo de esta enfermedad en otras generaciones, tiene consecuencias que pueden ser graves para la calidad de vida infantil, que incluyen problemas de salud física, como diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, presión arterial alta, problemas en los huesos y articulaciones, así como problemas psicológicos, que incluyen la baja autoestima y depresión..
La prevención de la obesidad infantil requiere el apoyo no solo de la familia, sino de todos como sociedad; promover hábitos saludables en la alimentación y la actividad física de los menores reduciría la incidencia de esta problemática. Si quieres saber un poco más acerca de este tema o estás interesado en ayudar a un familiar o a tu hijo con posible caso de sobrepeso u obesidad en el Instituto de Pediatría del HIC recibirán la orientación de expertos, comunícate al (607) 6380505 o 324 243 23 26 o escribiendo a
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