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Fracturas en niños: Diagnóstico, tipos y tratamiento

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Si cree que su hijo se ha roto un hueso, debe buscar ayuda médica. Acuda al servicio de Urgencias si el hueso aparece a través de la piel o si sospecha que la cabeza, el cuello o la espalda del niño están lesionados. Incluso si no es el caso, debe ver a un médico lo antes posible. 

Aunque el diagnóstico del traumatismo óseo es clínico, el estudio radiográfico se emplea para su confirmación y para determinar sus características. De entrada, la técnica de imagen a utilizar es la radiografía, a fin de conocer la extensión del daño. Asimismo, se puede hacer uso de la imagen por resonancia magnética, para descartar cualquier anomalía relacionada con la médula espinal y los nervios; o una tomografía computarizada, que emplea una combinación de rayos X y tecnología informática para producir imágenes horizontales o axiales del cuerpo, mostrando imágenes detalladas de los huesos: este tipo de procedimiento suele ser más preciso que las radiografías generales. Si el médico sospecha que el cartílago de crecimiento –una región muy activa del hueso, el lugar de crecimiento continuo de ese hueso individual, conocido también como placa epifisiaria– está dañado, o si los huesos están desalineados, será necesario realizar una consulta ortopédica. 

Tipos de fracturas: 

Las fracturas que atraviesan parcialmente el hueso –que son las más comunes en los niños– son conocidas como fracturas incompletas. Entre este tipo se encuentran las siguientes:

  • Fracturas en rodete –o fractura de torus–: un lado del hueso se dobla y forma una pequeña protuberancia, sin que el otro lado se rompa. Sucede cuando hay una compresión en el hueso; por ejemplo, cuando un niño cae sobre la mano estirada. 
  • Fracturas en tallo verde: se trata de una fractura parcial en la cual un lado del hueso se dobla y se agrieta, en lugar de quebrarse por completo en partes separadas (algo similar a lo que ocurre cuando uno trata de quebrar una rama verde). Puede provocar una deformidad notable, acompañada por mucho dolor e hinchazón. Cuando la rotura ocurre en la parte por donde crece el hueso en niños o adolescentes e impacta las capas de tejido próximas a los extremos de los huesos, se necesita tratamiento inmediato, porque puede afectar la forma en que crecerá el hueso (una fractura del cartílago de crecimiento tratada incorrectamente podría dar lugar a que un hueso fracturado quede más torcido o más corto que su miembro opuesto; con el tratamiento adecuado, la mayoría de estas fracturas se curan sin complicaciones). Las fracturas en tallo verde se manejan con reducción cerrada o cirugía, según el ángulo de la fractura. 
  • Deformidades plásticas o de "flexión": los huesos de los niños son un poco más flexibles que los de los adultos, por lo que pueden desarrollar cierta inclinación o curvatura en un hueso sin una línea de fractura obvia. Estos se tratan como una fractura para ayudar a que el hueso se restablezca correctamente.

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¿Identificas alguno de estos síntomas?



Por otro lado, las fracturas completas ocurren cuando ambos lados del hueso se rompen en dos; son intrínsecamente menos estables y, por lo general, requieren un tratamiento y seguimiento más complicados. Entre ellas se pueden mencionar: 

  • Fracturas cerradas: se dan cuando el hueso roto no rompe la piel. 
  • Fracturas abiertas o expuestas: son consideradas como emergencia, el extremo del hueso roto asoma por la piel. Debido a que el foco de fractura está expuesto al medio externo, pueden presentarse procesos infecciosos y múltiples complicaciones. Los objetivos principales del tratamiento buscan prevenir la infección, estabilizar la fractura, conseguir la consolidación y restaurar la función; para ello es indispensable la administración de antibióticos y un manejo adecuado de los tejidos blandos. 
  • Fracturas no desplazadas: suceden cuando los fragmentos óseos a cada lado de la fractura conservan la forma del hueso. 
  • Fracturas desplazadas: los fragmentos que se encuentran a cada lado de la fractura no están alineados (lo cual puede obligar a realizar un procedimiento o cirugía para que los huesos queden alineados correctamente antes de colocar el yeso). 

Aunque la fractura puede ser muy grave en primera instancia, la buena noticia es que éstas lesiones en los niños tienden a sanar rápidamente –sus huesos aún están creciendo, por lo que son más suaves y flexibles–. Luego de la intervención, si es el caso, y de usar la férula o yeso hasta el que hueso sane, en unas semanas deberá regresar con su hijo a consulta con el ortopedista para revisar cómo se encuentra la lesión. Su médico podrá recomendar visitas de seguimiento hasta por un año para asegurarse de que el crecimiento en la zona afectada, se desarrolle normalmente.

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