Entendiendo la Preeclampsia: riesgos y prevención durante el embarazo
La preeclampsia es una complicación médica que afecta a un porcentaje significativo de mujeres embarazadas, poniendo en riesgo la salud tanto de la madre como del feto. Aunque los casos leves pueden pasar desapercibidos, la preeclampsia severa puede tener consecuencias graves si no se diagnostica y trata adecuadamente.
La preeclampsia es una complicación del embarazo que afecta aproximadamente 3 a 10% de las mujeres embarazadas en todo el mundo. Se caracteriza por la aparición de hipertensión arterial (HTA) alta y proteinuria (presencia de proteínas en la orina) después de la semana 20 de gestación. La presión alta de la madre reduce el suministro de sangre al feto, esto significa, menos oxígeno y menos nutrientes.
¿Cuáles son las causas?
Las causas exactas de la preeclampsia aún no se comprenden completamente, pero se cree que están relacionadas con factores genéticos, problemas en el sistema inmunológico y alteraciones en la placenta. La placenta es un órgano que conecta la madre al feto y proporciona al bebé oxígeno y nutrientes. En la preeclampsia, la placenta no funciona correctamente y puede causar daños a los órganos de la madre y el bebé.
¿Cuáles son las complicaciones maternas?
La preeclampsia no tratada o mal manejada puede llevar a complicaciones graves, como el síndrome de HELLP, que afecta al hígado y los glóbulos rojos. Puede convertirse en eclampsia, que implica convulsiones potencialmente mortales. También aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares, así como también provoca parto prematuro e incluso la pérdida del embarazo.
Se han identificado algunos factores de riesgo de preeclampsia que incluyen:
Primer embarazo
Edad materna menor de 20 años o mayor de 35 años
Antecedentes familiares de preeclampsia
Obesidad
Diabetes mellitus
Enfermedad renal crónica
Antecedentes de preeclampsia en embarazos anteriores
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¿Cuáles son las complicaciones fetales?
Si la placenta no recibe suficiente sangre el bebé también tendrá un inadecuado suministro de sangre, oxígeno y nutrientes, lo que puede ocasionarle un crecimiento lento o muerte fetal. El nacimiento prematuro por preeclampsia presenta mayores riesgos de salud a largo plazo sobre todo problemas auditivos, visuales, discapacidades del aprendizaje, parálisis cerebral, epilepsia, bajo peso al nacer, entre otras complicaciones.
¿Cuáles son los síntomas?
Es esencial que las mujeres embarazadas estén atentas a estos signos y notifiquen a su médico de inmediato si experimentan alguno de estos síntomas que pueden variar, pero comúnmente incluyen hipertensión arterial, hinchazón repentina de manos y cara, dolor abdominal, cambios en la visión, náuseas o vómitos, irritabilidad, fatiga y proteínas en la orina.
¿Cómo se diagnóstica?
El diagnóstico de la preeclampsia se basa en la medición de la tensión arterial (TA) y la presencia de proteinuria. La TA se considera alta si la presión arterial sistólica (PAS) es superior o igual a 140 mmHg o la presión arterial diastólica (PAD) es superior o igual a 90 mmHg, siempre y cuando se confirme en 2 tomas independientes, con intervalos de por lo menos 4 horas, en una persona previamente normotensa (TA normal); O cuando la PAS es mayor o igual a 160 mmHg o la PAD mayor o igual a 110 mmHg. Además de los criterios de TA, se requiere la presencia de proteinuria, es decir, que la cantidad de proteínas en la orina sea superior o igual a 300 mg en una muestra de orina de 24 horas. Los exámenes de sangre y otras pruebas también pueden ser necesarios para evaluar el daño en órganos como los riñones y el hígado.
¿Cuál son los tratamientos?
El tratamiento de la preeclampsia depende de la gravedad de los síntomas. En los casos leves, el tratamiento puede consistir en reposo en cama, control de la TA, líquidos intravenosos y administración de medicamentos para reducir la presión arterial. En los casos graves, puede ser necesario el parto prematuro por cesárea.
¿Cómo prevenirla?
Aunque no hay una forma segura de prevenir la preeclampsia sí existen algunos factores que pueden reducir el riesgo, como controlar la presión arterial antes del embarazo, mantener un peso y una dieta saludable y controlar la diabetes antes y durante el embarazo. La atención prenatal regular y oportuna también son cruciales para monitorear la salud de la madre y del feto.
El tratamiento temprano puede ayudar a prevenir complicaciones graves y la investigación continua es crucial para comprender mejor las causas de esta condición y desarrollar estrategias efectivas de prevención. Si tienes más dudas consulta con las líneas de atención del Instituto para el Cuidado de la Mujer (607) 6380505 o 324 243 23 26 o escribe a
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